Biografía:
Nació en Roccasecca, cerca de Nápoles, a finales del 1224 o principios del 1225 como séptimo hijo de su familia, por lo que, según la tradición medieval de entregar el hijo menor a la Iglesia, fue enviado al monasterio benedictino Monte Cassino. Con 14 años entró en la Universidad de Nápoles. En 1244 se unió a la orden de los dominicos, contra la voluntad de su familia, e ingresó en la Universidad de París, como discípulo de Alberto Magno (1206 – 1280) que lo acercó a los conceptos aristotélicos. A partir de 1259 ocupó una cátedra en Roma, Viterbo y Orvieto, y en 1272 fundó una escuela de dominicanos en Nápoles. Durante su vida escribió numerosos comentarios sobre los conceptos de la Biblia y de Aristóteles, adaptando la filosofía aristotélica a la teología cristiana en su esfuerzo por convertir la teología en una ciencia. Murió 1274 en su viaje a un concilio en Lyon, según rumores, envenenado por el médico de Carlos I de Nápoles y Sicilia.
Influencias:
Durante los siglos XII y XIII se extendió la filosofía árabe y judía por occidente. Ésta se caracterizaba por sus fundamentos aristotélicos, mientras que en occidente, a consecuencia de la expulsión de las obras de Aristóteles por los romanos, se había extendido más la corriente neoplatónica. Fue Alberto Magno (1206 – 1280) uno de los primeros en intentar sintetizar Aristóteles de Estagira (384 – 322 a.C.) con los dogmas cristianos. Así, las principales influencias de Tomás fueron éste filósofo y los padres de la Iglesia anteriores como Agustín de Hipona (354 – 430 d.C.)
Pensamientos:
Cosmología: Afirma que en el mundo existen sustancias y accidentes, materia y forma (composición hilemórfica), potencia y acto, y esencia y existencia (la unión de esencia y existencia origina a la sustancia, la existencia en sí, se compone de materia y forma). Explica, que en todo ser corpóreo hay materia (potencia) y forma (acto), y por lo tanto, esencia y existencia. Mientras que los seres incorpóreos (ángeles y almas), al no tener materia, estarían compuestos solamente por forma, esencia y existencia. El acto puro corresponde con Dios, que funciona como primer motor y ha creado las sustancias y la existencia.
Conocimiento: El intelecto del sujeto es pasivo y recibe información del exterior por la percepción sensible. Por tanto, el proceso para conocer los universales consiste en que las entidades físicas, mediante los sentidos, imprimen en la imaginación sus especies sensibles que contienen información sobre su particularidad. Luego, el entendimiento agente, las ilumina, eliminando toda particularidad y abstrae los universales que vuelven a pasar al entendimiento pasivo donde se convierten en especies inteligibles, los conceptos que hacen posible la ciencia.
Sin embargo, hay un ámbito no accesible a la razón, que es lo sobrenatural.
Humano: La unión de alma y cuerpo forma la sustancia que es el humano, pero debido a que el alma puede subsistir independientemente del cuerpo es sustancia también, de forma incompleta. El alma ejerce las funciones vegetativas (vida, crecimiento y reproducción) en las plantas, los animales y humanos, las sensitivas (locomoción y deseo) en los animales y humanos, y las racionales en el humano.
Ética: La finalidad de todos los seres es llegar a la felicidad suprema, que consiste en la visión de Dios en el más allá (beatitud), y que requiere de ayuda divina (gracia) ya que, como la verdad absoluta y el sumo bien son Dios, la felicidad no es alcanzable en vida. Sin embargo, debido a la naturaleza del alma, sólo el humano es capaz de ello. Los actos libres que acercan a la beatitud son buenos y los que se alejan son malos. La virtud se da cuando la voluntad se adecua a la razón haciendo que hábitos y cualidades de la mente lleven a vivir de manera recta. Hay dos tipos de virtudes: Las intelectuales (de la razón) y las morales (la adecuación del apetito y de los deseos a la razón).
El mal no es un ser, sino una privación de ser, no es querido por Dios pero permitido para salvaguardar la libertad humana.
Política: La finalidad del Estado es conservar la paz interna y externa (con uso de la fuerza en casos extremos), cubrir las necesidades materiales de sus ciudadanos y proporcionarles, por un lado, una vida feliz y virtuosa adecuando las leyes (como ordenación racional hacia el bien común) a la ley eterna (impuesta por Dios en las sagradas escrituras y que no puede ser contraria a la razón), y, las fundamentadas en ella como, la ley moral (la participación racional en la ley eterna), la ley natural (dirigida a las necesidades naturales humanas), y la ley positiva (como prolongación de la ley natural) que consiste en el conjunto de normas morales que permiten vivir en sociedad. Por otro lado, el Estado debe promover las buenas acciones y favorecer el desarrollo de la vida religiosa, para permitir así, que el humano pueda cumplir con su finalidad sobrenatural y natural. Por último, declara como modelo político más adecuado la monarquía constitucional basada en el bien del pueblo con una mezcla entre aristocracia y democracia, mientras que, no apoya la abolición de otros sistemas mediante la violencia ni el poder absoluto por parte de la Iglesia.
Teología: Dios es acto puro (es ser), uno (no puede estar dividido), es verdadero, bueno, simple (porque no es generado ni limitado), infinito, omnipresente, inmutable y perfecto.
El humano sólo verá cara a cara a Dios (sólo conocerá realmente su esencia) en el más allá y esto es algo revelado en las Sagradas Escrituras. En vida, el ser humano puede alcanzar un cierto conocimiento imperfecto y fragmentario sobre Dios mediante la determinación de las relaciones analógicas entre Dios y las criaturas de su creación. Sin embargo, las criaturas no son (ya que sólo Dios es ser o acto puro), sino que las criaturas «son» de forma imperfecta, como copias o pinturas en la realidad.
Toda criatura tiene una relación esencial de dependencia con su creador, pero Dios no está relacionado sustancialmente con ellas. Solo Dios puede crear y no lo hace por necesidad, sino libremente, para difundir su infinita bondad.
La realidad creada tiene una estructura jerárquica determinada por la mayor o menor simplicidad de los seres. En primer lugar, están los seres incorpóreos (sólo forma), los ángeles. Son las criaturas más simples y perfectas, carentes de materia. Cada ángel o forma es una única especie. A continuación, en lo corpóreo (forma y sustancia), está el humano o sustancia racional, compuesto por alma y cuerpo (el alma subsiste tras la corrupción del cuerpo). Le siguen los seres sensitivos y los vegetativos cuyas formas no pueden subsistir sin cuerpo. Tras ellos se sitúan los seres inorgánicos. La jerarquía termina con la creación de la materia prima, puramente potencia, que se sitúa en el polo opuesto al acto puro (Dios).