El declive de la filosofía

Con el auge de las ciencias, el método científico y sobre todo de las disciplinas de la psicología y sociologia, la filosofía comienza a perder su monopolio en la explicación del mundo, del humano y de su entendimiento y ética.

En su lucha en contra del positivismo (hacer la filosofía ciencia) y privado de sus campos de pensamientos tradicionales la filosofía queda en forma de varias corrientes empiristas actuales residuales como la fenomenología, el existencialismo, basada en Soren Kierkegaard (1813 – 1855), la filosofía analítica y la filosofía histórica, fundada en Hegel y Marx.

La fenomenología, bajo Edmund Husserl (1859 – 1938), se dedica principalmente al intento de restaurar y reiniciar la filosofía rechazando las influencias y la historia previa para dirigirse a describir los fenómenos (nuestra experiencia, la cosa en sí) tal como se nos presentan (sin prejuicios), y usando el método fenomenológico. Destaca la aportación de Martin Heidegger (1889 – 1976) que consiste en el planteamiento del problema: ¿Qué es el ser?

El existencialismo, bajo Jean Paul Sartre (1905 – 1980), señala al ser humano como ser que se define por sus actos (no por su naturaleza) y como persona individual, social y libre (indeterminada) que está totalmente sóla en su búsqueda del sentido de la vida, pues sólo puede estar segura de su propia existencia.

La filosofía analítica, con Ludwig Wittgenstein (1889 – 1951) y Karl Popper (1902 – 1994), se dedica al análisis linguístico de la filosofía, de los problemas del método y de los planteamientos científicos, y sobre todo, de la lógica.

Finalmente, la filosofía crítica, entre otros de Theodor Adorno (1903 – 1969) y Jürgen Habermas (1929)  siguiendo los ideales de la ilustración dirige sus esfuerzos a la clarificación racional alrededor de la sociedad industrializada y las consecuencias sobre la vida humana y la cultura para emancipar al humano de la naturaleza e instaurar un orden político y social según los ideales de justicia y libertad.

Mi valoración: Hoy en día, muchos conceptos de la filosofía se encuentran regados por las diversas disciplinas científicas. Aunque algunas preguntas esenciales de la filosofía siguen vigentes, el método científico ha conseguido contestar a muchas de las que nos han inquietado desde que comenzamos a reflexionar. En la psicología se ha demostrado que tenemos una moral innata, que solemos elegir por intuición (el punto medio entre razón y sentimientos), que existen emociones básicas y otras definidas por la socialización, que la cultura y la situación en la que nos encontramos son los factores principales de nuestro aprendizaje y de nuestra conducta, y, además, nos muestra los sesgos que hacen nuestra percepción tan subjetiva. Cabe destacar, que todo está gratinado con el mapeo de los circuitos neurológicos que se activan en las percepciones y los pensamientos, y las enfermedades y trastornos que los dificultan o impiden.

Despojados de los temas tradicionales, algunos filósofos contemporáneos defienden que la función de la filosofía actual es reflexionar sobre la ciencia, el humano y su posición en el mundo. Sin embargo, aunque parezca una encometida noble, las discusiones modernas requieren un nivel de conocimientos previos tan alto que carecen de utilidad para la multitud de las personas. Por lo tanto, la filosofía es, más que nunca, un entretenimiento elitista.

A veces, conocer el significado de una palabra nos ayuda a comprenderla mejor. La palabra filosofía significa amor por la sabiduría o amor por el conocimiento, no buscar explicación de todo. Y quizás como tal, la filosofía debería volver a sus raíces, a absorber y amar el conocimiento, y dejar paso definitivo a la ciencia.


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