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Friedrich Wilhelm Nietzsche (1844 – 1900)

Biografía:

Nació en Röcken en la provincia prusiana de Sajonia en 1844, en una familia protestante. Tras la muerte de su padre y hermano se mudó a Naumburg con su abuela, madre, tías y hermana. Allí inicia sus estudios donde muestra su talento musical y artístico y comienza su interés clasicista. En 1864 ingresa en la universidad de Bonn donde estudia teología y filología clásica. Para profundizar en las lenguas clásicas cambia a Leipzig, donde conocerá a Richard Wagner (1813 – 1883) que influenciará en él desde entonces. Tras la guerra austriaco-prusiana de 1866 entra en el ejército durante 1867 hasta una lesión en 1868.1869, antes de terminar sus estudios, es llamado como profesor a la universidad de Basel. Sin embargo, los emergentes problemas de salud le obligan a dejar dicho puesto en 1879 y comenzar un periodo de viajes por Europa en búsqueda de un lugar que aliviase sus síntomas. En 1889 ingresa en una clínica de Basel donde se le diagnostica reblandecimiento cerebral y parálisis progresiva. Finalmente, ya sucumbido a la locura, es trasladado a la casa de su hermana, donde es cuidado por ella y su madre hasta su muerte en 1900.

Influencias:

Recibió una fuerte influencia del cristianismo durante su infancia, y siguió las críticas de Ludwig Feuerbach (1804 – 1872) al idealismo y las religiones, y su concepto de una filosofía nueva. Asimismo, fue partidario del pesimismo de Arthur Schopenhauer (1788 – 1860). Por último, gracias a la filología clásica conoció a los filósofos antiguos así como los presocráticos, de los cuales solo Heráclito trató con respeto.

Pensamientos:

Cosmología: Si el universo tuviese una finalidad, ya debería haberse alcanzado. Así, no hay más mundo que éste y todo se repetirá del mismo modo en sucesivos ciclos cósmicos. Por ello, es necesario vivir y amar la vida, pues se volverá a vivirla.

Cultura: La cultura occidental decadente se encuentra viciada desde su origen por la invención de tres mundos sesgados, el filosófico, el religioso y el moral. Antes de Sócrates, la grandeza de la cultura griega se refleja en la perfección del estilo literario de la tragedia (el enfrentamiento y equilibrio entre razón/serenidad y emociones/placeres). Sócrates instauró el racionalismo por encima de los instintos, las emociones y pasiones (la vida) destruyendo el equilibrio y dando lugar a una racionalidad extrema que llevó a Platón a afirmar que existe un mundo perfecto y absoluto, y que culminaría en el idealismo y la ciencia, suprimiendo la vida debajo de sí. Por otro lado, las religiones crean una ilusión que surge del terror que el humano siente de sí mismo y de su destino, de su poder, lo que le permite eludir la responsabilidad personal y ser esclavizado en obediencia y humildad.

Filosofía: La historia de la filosofía es una gran mentira puesto que todas las teorías y valoraciones fueron creadas por los humanos y carecen, por tanto, de un verdadero fundamento real y objetivo. Es decir, la verdad no existe (sólo se funda en el lenguaje), es una ficción que elabora la razón para satisfacer y encubrir necesidades vitales como el consuelo o la seguridad.

Si es imposible que la filosofía muestre alguna verdad, entonces lo que a lo largo de los siglos ha empujado a los filósofos es un interés para construir teorías que justificaran sus verdaderas intenciones.

Humano: El humano es un ser miserable, obediente, débil e inmundo, ni animal, ni superior, como si fuera defectuoso. Y además de no solo no evolucionar, se resiste a abandonar los valores corrompidos del pasado.

Debe surgir el superhombre, que supera al humano y la cultura decadente, y que se define por haberse liberado de sus cadenas (es libre), conocer la muerte de Dios (sustituyéndolo por él mismo), por tener la voluntad de poder (la voluntad de dominar el mundo, el entorno, de crear los valores y nuevos ideales en los que cree…) y por saber del eterno retorno.

Ética: La moral idealista y la aceptación de los valores tradicionales dan lugar a la imposición de una moral de esclavos, de personas débiles e impotentes que condenan la fuerza, las pasiones, los instintos y evitan la vida.

Es necesaria una nueva moral, la moral de los señores, que exalta los instintos primarios de la vida y la voluntad de poder.

Teología: Por el progresivo abandono de la práctica religiosa en la cultura europea se puede afirmar que Dios ha muerto. El pensamiento occidental va eliminando paulatinamente la realidad de Dios (la realidad como la ven los cristianos), sustituyéndola por la razón, la ciencia y la idea del progreso.

El lugar de Dios lo ocuparán el superhombre y la vida, creándose nuevos valores y la libertad.