Archivo mensual: marzo 2012

Plotino de Licópolis (205 – 270 d.C.)

Biografía:

Nació en la ciudad egipcia Licópolis en el año 205 d.C. y empezó a estudiar filosofía con 27 años en 232 d.C. en Alejandría. Debido a que las doctrinas de sus maestros no le convencían, se hizo discípulo de Amonio Saccas (ca. 175 – 242 d.C.) el fundador de la escuela neoplatónica. Con 38 años se unió al sequito del emperador romano Marco Antonio Giordano III (225 – 244) para explorar las doctrinas de Persia y la India. A la muerte del emperador tuvo que iniciar su viaje de vuelta. Al tener 40 años se trasladó a Roma, en donde enseñó su filosofía y murió en 270 d.C.

Influencias:

Como neoplatónico, aprendió bajo Amonio Saccas (ca. 175 – 242 d.C.) trató de responder a los aspectos que les parecían incompletas de las doctrinas de Platón de Atenas (428/427 – 347 a.C.). También tomó elementos del Epicureísmo y el Estoicismo, como de la filosofía pérsica e india con su misticismo. Por último cabe decir que el neoplatonismo y la filosofía cristiana se enfrentaron al  principio, aunque tiempo después el primero influyó importantemente en el Cristianismo .

Pensamientos:

Todo se compone de tres elementos: el Uno inconcupiscible, el Nous inteligible que emana de él y el Alma mundial que, a su vez, procede del Nous.

El universo y todos sus componentes (lo que es, el Ser) proceden de la emanación de lo “Uno” que es indefinido, Dios, bello, bueno, la unidad y que está por encima de todo (también del Ser y del no-Ser) o transcendente y fuera del alcance directo de la percepción o la razón.

El Nous (logos, espíritu) es el reflejo o la emanación del Uno que forma el mundo suprasensible (el Ser inteligible, las leyes universales, ideas, perfecciones), que se puede llegar a conocer (porque procede del Uno) mediante la razón que tiene el alma. De él procede el mundo sensible (el Ser perceptible por los sentidos) y el alma mundial.

El Alma del mundo contiene todas las almas individuales. Está entre la materia del mundo sensible y las ideas del mundo inteligible como causalidad física (la fuerza creadora de la naturaleza) de la que se originan los ángeles, los humanos, los animales, y, por último, la materia, que al ser lo más alejado del Uno es el principio del mal. El proceso inverso a la emanación (la purificación) conduce a la felicidad suprema del ser humano.


El fin del Helenismo y el Imperio Romano

Tras cientos de años de dominación cultural y política por parte de las polis griegas en el mar y en las colonias del mediterráneo, emerge una potencia militar y cultural fuerte que en el siglo II a.C. controla casi toda Italia, los romanos. Desde entonces, fueron capaces de conquistar y unificar la tierra del Mar Mediterráneo bajo su poder, también a Grecia, tras doscientos años de guerra formando el Imperio Romano y acabando con el periodo griego conocido como Helenismo.

Las corrientes filosóficas creadas al final del Helenismo, como el Escepticismo, el Epicureísmo y, sobre todo, el Estoicismo fueron las que más se desarrollaron como filosofía y modo de vida durante el Imperio Romano, hasta alcanzar el Cristianismo y su ética (también influida por el neoplatonismo) la predominación.

Representantes importantes del Estoicismo romano fueron: Posidonio de Apamea (ca. 135 – 51 a.C.), su discípulo Marco Tulio Cicerón de Formia (106 – 43 a.C.), Lucio Anneo Séneca de Córdoba (ca. 4 – 65 d.C.), Epicteto de Hierápolis (55 – 135 d.C.), su admirador Marco Aurelio Antonino Augusto de Roma (121 – 180 d.C.).

El personaje más importante del Epicureísmo romano fue Tito Lucrecio Caro (ca. 99 – 55 a.C.)

Del Escepticismo romano Sexto Empírico (ca. 160 – 210 d.C.)

Por último, surgió el neoplatonismo, que más tarde influyó significantemente en el Cristianismo, con los filósofos Mestrio Plutarco de Queronea (ca. 48 – 120 d.C.) y Plotino de Licópolis en Egipto (205 – 270 d.C.).